La vida puede detenerse como el mar cuando está en calma.
Puede anclarse en un punto y no avanzar hasta que pasen los años.
Y, entonces, cuando decides empezar de nuevo
todo se ve borroso, todo duele, todo cansa... pero
sin pensarlo dos veces, pones esa sonrisa en tu cara
como la paloma herida que aún mueve sus alas.
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